21 de enero de 2010

Segundo Encuentro: Cambio de fecha

Distinguidos escritoras
y escritores de ambos sures:

Después de consultar a la mayoría de las personas de la RD que trabaja en pro del 2do Encuentro, el grupo de PR concurre en la propuesta de trasladar este gran evento cultural. Hay también consenso en que se lleve a cabo durante la 1era semana de julio. La fecha seleccionada es del 30 de junio al 5 de julio del corriente año.

La situación de crisis en Haití y el tiempo, los esfuerzos y recursos que la RD, particularmente la gente del Sur, dedica a la República de Haití, recomiendan el cambio de fecha.

Seguimos trabajando y realizando gestiones para el Encuentro. El junte ¡va! Y será un éxito gracias al compromiso de todos y todas.

Les distingue,

Virginia
Colectivo Sur- Sur

20 de enero de 2010

Galeano/ Depestre

Este artículo de Eduardo Galeano fue publicado en abril de 2004
Eduardo Galeano 16-1-2010
www.kaosenlared.net/noticia/haiti-la-maldicion-blanca
Haití: la maldición Blanca
LA MALDICIÓN BLANCA
Eduardo Galeano

El primer día de este año, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó volteando al presidente Aristide.

Haití fue el primer país donde se abolió la esclavitud. Sin embargo, las enciclopedias más difundidas y casi todos los textos de educación atribuyen a Inglaterra ese histórico honor. Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra tuvo que volver a prohibir la esclavitud.

Nada tiene de nuevo el ninguneo de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson, prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía el mal ejemplo; y decía que había que “confinar la peste en esa isla”. Su país lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento diplomático a la más libre de las naciones. Mientras tanto, en Brasil, se llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la esclavitud. Fue el último país en el mundo.

Haití ha vuelto a ser un país invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y para hacer mal el bien.
Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje herencia que viene del África. El mandato de los ancestros. La maldición negra, que empuja al crimen y al caos.

De la maldición blanca, no se habló.

La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero Napoleón la había resucitado:
—¿Cuál ha sido el régimen más próspero para las colonias?
—El anterior.
—Pues, que se restablezca.
Y, para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de soldados.
Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz. Y heredaron “la deuda francesa”. Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón Bonaparte. A poco de nacer, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo: una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los bancos de los Estados Unidos.

A cambio de ese dineral, Francia reconoció oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había nacido condenada a la soledad.
Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de regalo. De reconocimiento, ni hablar.

En realidad, las colonias españolas que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821, pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.

En 1915, los marines desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank de Nueva York. El presidente y todos los demás negros tenían la entrada prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero. Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho. No fue fácil apagar los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza pública.
La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para exterminar cualquier posible asomo de democracia. Lo mismo hicieron en Nicaragua y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente haitiano de Somoza y de Trujillo.

Y así, de dictadura en dictadura, de promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años.
Aristide, el cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe.

Pero los expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras. País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal. Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional. Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los diarios.

Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos, donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción nacional.

En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que advierte: El mal paso.
Al otro lado, está el infierno negro. Sangre y hambre, miseria, pestes.

En ese infierno tan temido, todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean maravillas que se ofrecen en los mercados populares.

Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.

Tomado de: Página/12, Buenos Aires, domingo 4 de abril de 2004.
sábado 16 de enero de 2010
Luto por Haití. "Para todos los ojos que acaban de llorar".

Flores en el buzón
(del poeta franco haitiano René Depestre)

I
Esta mañana, una mano puso flores en tu buzón:
¿será acaso un sol que te escribe
desde una cárcel de tu país?
¿O es un telegrama —SOS de la luna—
que de repente ve venir
las amenazas del hombre?
¿Será el último árbol romántico
de Nueva Zelandia que quiere
intercambiar sellos contigo?
¿Desde cuándo la lluvia envía
mensajes cifrados a sus amigos?
Puede que sea la carta certificada
de un ruiseñor necesitado de dinero.
¿Y si fuera la carta anónima de un
cocodrilo, alcalde de una aldea tenebrosa?
¿o la carta de algún maldito presidente
vitalicio de la república?
¿o la de un tiburón notario de un país racista?
¿Quizás sean flores explosivas, dotadas
de un maravilloso mecanismo de acción
retardada, flores cultivadas
en los invernaderos del Ku Klux Klan?

II
Las llevo a mi oficina
para descifrar sus olorosos mensajes:
son flores del fondo del mar. Un olor
de marea alta invade mi casa. En la firma
de alga marina. Estas flores son
los besos de una princesa de alta mar,
es el alfabeto de su vida, la morsa
gloriosa de su sangre en flor.
Es el violento misterio de su cuerpo
cuando el orgasmo la proyecta conmigo
a la cima del reino vegetal. Ella,
desde el fondo de las aguas, me envía
las noticias de las hierbas inocentes
del mundo. Me da los buenos días de las
primeras mariposas del año, los buenos días
de los primeros peces y los primeros besos
de adolescentes que reclaman un poco de ternura,
de paz y dignidad, con una luz fresquísima,
para todos los ojos que acaban de llorar.
Publicado por Yalo en 09:28

8 de enero de 2010

Certamen Literario Sur-Sur

La Secretaría de Estado de Cultura a través de la Dirección del Sistema Nacional de Talleres Literarios y el Segundo Encuentro Cultural El Sur visita al Sur, convocan a jóvenes de Talleres Literarios, Escuelas, Liceos Públicos y Colegios Privados de la Región Sur del país a participar en el concurso que se regirá por las siguientes bases:

1. Pueden participar jóvenes de la Región Sur del país, de ambos sexos de quince a veinticinco años.

2. Cada participante enviará un sobre Manila poniéndole por fuera la siguiente inscripción: "Certamen Literario Sur-Sur, así como el titulo del trabajo y el seudónimo del participante. Adentro el sobre Manila llevará el trabajo del participante (Un original y dos copias), firmado con su seudónimo ., además incluirá un sobre cerrado con sus datos personales: titulo de la obra y género, lugar de nacimiento, centro de estudios y curso al que pertenece.

3. Los cuentos y poesías que concursen deberán ser inéditos, es decir que no hayan siso publicados, ni tampoco premiados antes.

4. Cada concursante o autor puede enviar hasta tres (3) textos diferentes, pero deberá usar en todas las mismas identificaciones o seudónimo.

5. El sobre que contenga los cuentos se dirigirá vía el Coordinador del Taller Literario, gestor o Director Regional de Cultura a la Dirección del Sistema Nacional de Talleres Literarios de la Sede Central de la Secretaría de Estado de Cultura en Santo Domingo.

6. El plazo de admisión de los cuentos expirará el 15 de febrero del 2010.

7. Una vez se expire el tiempo de entrega de los cuentos en la fecha indicada arriba, la Dirección del Sistema Nacional de Talleres Literarios remitirá, bajo inventario, dos copias de cada textos a los miembros del jurado calificador, el cual estará compuesto por reconocidos escritores dominicanos.

8. Una vez concluidas las deliberaciones, en un acto que organizará la Dirección del Sistema Nacional de Talleres Literarios y el Colectivo Sur-Sur el 25 de febrero del 2010, el jurado o representante para estos fines procederá a abrir los sobres que contienen la identidad verdadera de los autores. Se levantará un acta única o veredicto final inapelable, que firmarán todos sus miembros.

9. De acuerdo con el veredicto del jurado, se otorgarán 3 premios en los renglones de cuentos y poesía como detallamos a continuación:


Primer Premio RD $ 5, 500 y Diploma
Segundo Premio de RD $ 2,700 y Diploma
Tercer Premio de RD $ 1,800 y Diploma
.


10. El jurado si así lo dispone otorga las menciones de honor que considere. En este caso los que reciban estas menciones recibirán libros y diplomas otorgados por la Secretaría de Estado de Cultura y el Colectivo Sur-Sur.

11. La Dirección del Sistema Nacional de Talleres Literarios y el Colectivo Sur-Sur difundirán de inmediato, por diversos medios, los nombres de los ganadores y la fecha de entrega de los premios.

12. Los trabajos premiados pasarán a ser propiedad de la Secretaría de Estado de Cultura y el Colectivo Sur-Sur, que con el apoyo de patrocinadores reunirá y editará poco tiempo después un volumen o antología con los textos poéticos y narrativos que resulten galardonados.

Apertura:
Viernes 01 de enero del 2010

Cierre:
Lunes 15 de febrero del 2010