14 de agosto de 2009

La trayectoria profesional de Ramón Plazza

Fuera de foco
Por Ramón Plazza

NO ES FÁCIL hablar de uno, y mucho menos si es para recordar una gesta que surgió un 6 de agosto de 1959, precisamente cuando salió publicado un Editorial en El Diario de Nueva York, donde se reconocía el contenido de una carta donde yo le solicitaba se suscribieran al Reader’s Digest, por solo un dólar. Destacaba su editor Stanley Ross, que un muchacho de nombre Ramón Plazza (que sin complejo le relataba que por un accidente en su trabajo se le amputó su mano derecha a los 18 de edad) al ellos no contestar la primera petición, insistía en otra misiva que la oferta de un dólar no debían desaprovecharla.
ANALIZABA la publicación, que ante la insistencia, y perseverancia de ese joven, ellos no tenían otra alternativa que suscribirse y enviarme el $1.00, al tiempo que, no solo me felicitaban sino que deseaban “a Ramoncito Plazza, lo mejor en el camino”, y que esperaban triunfara algún día en lo que ansiaba ser o locutor o periodista. A la vez, agregaba que ojalá hubiera muchos Ramoncitos que no se amilanaran como este que por un insignificante dólar, no cesó en su empeño de convencernos y lo logró.
FUE EL PERIODISTA cubano, Bernardo Hevia, que me dio la primera oportunidad de ingresar como autodidacto en el campo del periodismo de espectáculos, en su entonces muy leída Revista Farándula de Nueva York. Hevia, que murió en Corozal hace más de una década, me conoció en los estudios de una emisora de la Calle 42, en Manhattan, donde hacía prácticas de locución. Y me dijo, al presentarnos un locutor de nombre Carlos Rosario, Plazzita, mándame a la revista algo escrito de artistas o locutores, que te lo publico. Le dije, no soy periodista y ni maquinilla tengo. Pero se salio con la suya, pues dijo que escribiera a mano una columna de comentarios o una entrevista a doble espacio, que él la arreglaba y la publicaba.
EL 14 DE AGOSTO DE 1959, salió impresa en Farándula, mi primera colaboración que redacté en manuscrito y la titularon Entrevista a Emma Navarro. Era bailarina, le decían La Reina del Trópico, y su padre fue el músico Roque Navarro, director del Conjunto Musical de Tribuna del Arte de Don Rafael Quiñones Vidal. Ya en 1960, la Revista Cine Universal de México, me nombraba su corresponsal en Nueva York, misma que me dio oportunidad de ingresar a la prestigiosa Motion Pictures Association, que acreditaba a los Corresponsales Extranjeros que cubrían eventos del cinema y tanto productores como sus distribuidoras de las películas que rodaban en Hollywood, los mantenían informados no sólo del rodaje sino también del estreno de sus filmes.
FLOR SILVESTRE, fue la primera artista del cine mexicano que entrevisté para la revista Farándula. Recuerdo que todavía no tenía la prótesis de mi mano, pero hasta el Teatro Puerto Rico me llegué con libreta de apuntes y un bolígrafo y conversé con la que hoy es viuda de Antonio Aguilar. Para ese mismo 1959, se casó con Tony, quien ya había trabajado con Diplo, en “Una gallega en La Habana”.
MIENTRAS SEGUIA con Hevia, la publicación quincenal “Melodías Mexicanas” me nombró en mayo de 1961, su corresponsal, y mientras en Cine Universal escribía lo que apreciaba del cine americano, y lo poco que se estrenaba de nuestro cine nacional boricua, en esa otra revista de México, comentaba sobre la farándula hispana de Nueva York. Ya que iba siendo reconocido por mi manera de escribir mis “plazzadas” como decían unos, en la International Television Arts, academia que enseñaban locución, me dio una beca para estudiar el arte de hablar en micrófonos y en el 1961 me recibí de locutor.
YA EN 1967, colaboraba en diversas revistas de la ciudad, y también ya era columnista del semanario El Tiempo, entonces editado por Stanley Ross, aquel periodista de ascendencia irlandesa que cuando fue director del periódico El Diario, subió mi autoestima a los cielos, estimulándome a seguir adelante y no acobardarme ante los más complicados retos. Recuerdo que mi sección la titulaba “Fuera de foco”, donde hacía crítica de cine y del mundo artístico, y también reportajes sobre las estrellas de la canción, y de la cinematografía latinoamericana.
EFRAÍN HIDALGO, otro de los periodistas cubanos que nos aconsejaba profesionalmente, nos dijo una tarde: “Plazza, debemos crear una organización donde estemos los que, conocidos o no, preparados académicamente o no, pero comentaristas de farándula, sentemos pautas para que nos reconozcan, en la profesión, y nos respeten, los empresarios de espectáculos”. Le dije, es verdad que nos hace falta, a mi me cuestionan que si soy de un diario, que si se lee mi revista, en fin se discrimina. Aunque era egresado del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba, me dijo que, yo era amigo de todos los comunicadores, que empuñara la idea y convocara yo. Así fue que, un martes 12 de diciembre de 1967, nos dimos a la tarea y propulsamos con el apoyo incondicional del más respetado critico dominicano de teatro Fernando Campos (ahora nuevamente presidente) la fundación de la hoy Asociación de Cronistas de Espectáculos (ACE) de Nueva York.
ERA AMIGO YA del periodista mexicano Raúl Velasco, que me lo presentó mi viejo amigo y editor de Cine Universal, Guillermo Vázquez Villalobos, ex presidente de la prestigiosa entidad de críticos PECIME (Periodistas Cinematográficos Mexicanos). Velasco entonces era reportero del diario mexicano Novedades, y esa vez que visitó Nueva York por el 1962, quiso que fuéramos fuente y guía para un recorrido por las más de 25 salas de cine que estrenaban películas mexicanas semanalmente. Siendo jefe de la sección de espectáculos del diario El Heraldo de México, dejó su página a su amigo, Vázquez Villalobos y saltó a la televisión con Televisa y su Siempre en Domingo, hizo historia ya registrada en la televisión de America Latina.
MIENTRAS corrían los años, asumimos la presidencia de la ACE en febrero de 1972, y aunque no se nos hizo fácil, logramos internacionalizar el Premio ACE alcanzando no solo titulares a la elegancia de las entregas, sino también a la honestidad y selección de los galardonados, en las secciones de espectáculos de los diarios de Latinoamérica. Cabe admitir que el prestigioso, y hoy desaparecido, diario Excelsior de México, destacaba los ACE, a la altura del Oscar de Holywood. Las más grandes delegaciones de artistas del cine, la televisión y del mundo discográfico mexicano, se llegaron a los hoteles de Nueva York, donde se presentaba la Gala Anual de los ACE.
En 1976, en calidad de presidente de los cronistas, asistimos al Palacio de Los Pinos, a la entrega del Ariel, el premio máximo a lo más sobresaliente del cine mexicano, invitado por el Lcdo. Rodolfo Echeverría Álvarez, director general de los Estudios Churubusco-Azteca, y del Banco Cinematográfico, así como hermano del entonces mandatario del país, Luis Echeverría Álvarez.
TENGO QUE señalar también que en los años que hice “Plazza de Artistas” para el desaparecido mensuario El Cronista, creía estar como en los tiempos de Nueva York, aunque sin asistir a estrenos fílmicos, conferencias de prensa y cocteles de las estrellas.
EN LOS 50 AÑOS en el Oficio de Periodista, debo confesar que como la mayoría de los redactores de la época, acepté colaborar gratuitamente en la primera publicación, porque sería, y fue, mi Academia. Sin embargo, logré ser reportero del diario Noticias del Mundo de Nueva York, donde me sentía más importante que un colega del diario The New York Times. Para el pan de cada día, sin dejar de redactar columnas y reportajes a las publicaciones donde me reconocían mi habilidad de escritor, trabajaba de Relaciones Públicas, desde una disquera, una agencia de servicios sociales y comunitarios, y hasta fui empleado en el municipio de Yauco. Debo subrayar, que jamás he dejado de estar activo, porque si es verdad que mí fuerte es la prensa escrita, en los últimos 15 años, me he pasado haciendo prensa radial desde mi programa, “Hablando de todo”, a través de La Buena 1330. Y es PANORAMA, el periódico de Yauco que surgió en 1995, bajo la dirección del valiente profesor Onésimo Mercado, quien no guardó encono alguno cuando no inicié con él sus primeras ediciones y hoy me abre nuevamente la puerta de su redacción para celebrar este medio siglo en las comunicaciones.